CRÍTICA DE LIBROS / BOOK REVIEWS

 

LA LECTURA DIGITAL EN LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS: PROMOCIÓN Y GESTIÓN DEL CAMBIO

María Pinto, Francisco Javier García Marco, Ramón Alberto Manso Rodríguez

Buenos Aires: Alfagrama, 2014. ISBN 978-987-1305-79-7

 

La lectura digital en las bibliotecas públicas reúne a los autores de esta monografía para realizar una serie de reflexiones acerca del papel cambiante que las bibliotecas representan en la sociedad, y, al tiempo, presentar diversas experiencias y propuestas de actividades que pueden resultar útiles a los bibliotecarios y bibliotecarias en su quehacer diario. 


Francisco Javier García Marco comienza con un capítulo de carácter introductorio para realizar una revisión en detalle acerca del papel del libro en la sociedad y los cambios que se están dando en torno a éste, pese a la reticencia que sin duda existe, a nivel social y cultural, con respecto a la incorporación de las nuevas tecnologías del libro, en nuestras vidas.


Además, en el siguiente capítulo establece, de forma razonada, una comparativa entre las tres últimas generaciones de libros electrónicos, al tiempo que apunta las ventajas e inconvenientes entre ellos, tanto desde el punto de vista de la portabilidad, experiencia visual, manejabilidad, etc. En su opinión el libro digital va ganando espacio al libro impreso gracias a los dispositivos móviles, lo cual supone en un futuro un predominio de éste sobre el libro en papel como consecuencia de un mejor acceso y disponibilidad. Ante esta situación las bibliotecas se verán obligadas a cambiar sus funciones al tiempo que deben integrar el libro electrónico en sus fondos. 



En los dos capítulos siguientes María Pinto pone de manifiesto que el gran desarrollo de las tecnologías multimedia en los últimos años ha supuesto nuevas formas de tratar, almacenar, distribuir, diseñar, percibir y comprender la información, lo cual ha generado nuevos entornos comunicativos que requieren nuevas destrezas y habilidades, además de una necesaria preparación por parte de las bibliotecas y de los bibliotecarios/as al objeto de poder afrontar el nuevo escenario de la información y comunicación, y al tiempo ser capaces de llevar a cabo estrategias de alfabetización informacional y fomento de la lectura digital poniendo en valor todas las innovaciones tecnológicas disponibles. 



Esta integración de las tecnologías de la información y comunicación en los distintos ámbitos de nuestra sociedad –incluidas las bibliotecas- ha conllevado la transformación de ésta en una sociedad basada en el conocimiento. Según la autora, el protagonismo de los textos electrónicos ha supuesto un cambio sustancial en la forma en la que se desarrolla la lectura, lo cual conlleva la adquisición de nuevas habilidades digitales, en suma, de un fortalecimiento del alfabetismo informacional digital. 



En este nuevo escenario la alfabetización informacional de los usuarios es indispensable, lo cual implica que el personal de las bibliotecas debe adquirir una formación permanente en competencias informacionales para poder resolver posibles problemas relacionados con la gestión de la información. Por ello el/la bibliotecario/a adquiere un nuevo papel, debiendo fomentar el gusto por la lectura al tiempo que debe contrarrestar las desigualdades en el acceso a la información para que los ciudadanos y las ciudadanas del siglo XXI puedan leer bien tanto en texto impreso como en texto digital, y de este modo puedan acceder a la información de forma responsable y con peso crítico. Por ello, es necesario un nuevo tipo de alfabetización que ha de ser “digital”, lo que implica la adquisición de las destrezas necesarias en el manejo de las tecnologías de la información para el trabajo y la vida cotidiana. Pero ello implica, además, adquirir habilidades y conocimientos de búsqueda, clasificación, evaluación y presentación de la información. Al tiempo, es necesaria una concienciación y actitud crítico-reflexiva más centrada en el análisis de los contenidos, para dar respuesta a las exigencias de un panorama informacional cada vez más complejo.



En definitiva, en estos dos capítulos se pone en valor el papel de la biblioteca como colaboradora en la motivación de los usuarios para que hagan un uso eficaz y eficiente de la información electrónica, siempre desde una perspectiva crítica responsable en tanto y cuanto el proceso de lectura digital requiere de nuevas habilidades, sobre todo de tipo cognitivo, que van más allá de las que se requieren para la compresión del texto analógico.



A continuación se nos presenta un nuevo capítulo de Francisco Javier García Marco, donde se aborda el tema del fomento de la lectura digital y la implicación de las bibliotecas en este proceso. En opinión del autor el éxito de la promoción de ésta dependerá de la utilidad y facilidad de uso que perciban los usuarios potenciales. A este respecto es muy importante cómo se lleva a cabo el proceso de comunicación, pues no debemos olvidar que el personal de la biblioteca ofrece una imagen de proximidad con respecto a los visitantes locales, los cuales esperan que soluciones los problemas que puedan surgir. En suma, los bibliotecarios de hoy son más que administradores de libros, vídeos y archivos digitales, pues también son miembros clave de la comunidad y de sus relaciones públicas. 



La última parte la cierran tres capítulos a cargo de Ramón Alberto Manso. En el primero de ellos el autor hace hincapié en el esfuerzo que las bibliotecas deben afrontar para fomentar en los usuarios hábitos de lectura en formato digital, y cómo este fomento debe llevarse a cabo desde una perspectiva diferente, adecuando los hábitos de lectura a un contexto nuevo para que los usuarios puedan hacer un uso eficaz y eficiente de los recursos que tienen a su alcance. Para ello aboga por realizar un estudio previo sobre los hábitos de consumo de cultura de los usuarios que acuden a la biblioteca. Se incluye, además, un listado de fuentes de información donde se pueden encontrar ideas y sugerencias relacionadas con los hábitos de lectura, y concluye aportando una reflexión acerca del gran reto al que se enfrentan las bibliotecas ante el desarrollo tecnológico de la sociedad actual. 



En el capítulo siguiente el autor apunta que las necesidades de una buena parte de los usuarios de nuestras bibliotecas han cambiado al tiempo que las costumbres de lectura, como consecuencia de la variada gama de dispositivos electrónicos. Todo lo cual supone un reto a la hora de afrontar el fomento de la lectura desde nuestras bibliotecas, ya que son las garantes de que la brecha digital implícita se transforme en saber asimilado, compartido y disfrutado. Además, también han cambiado las motivaciones por las que se lee, lo cual representa la práctica de una lectura instrumental al objeto de obtener información y no sólo por el placer de leer.



En este nuevo paradigma juegan un papel esencial las tecnologías sociales (twitter, blogs, facebook, youtube, etc.), propiciando nuevos espacios para intercambiar comentarios, críticas y opiniones diversas relacionadas con la lectura. De esta manera promocionaremos la lectura de una forma atractiva para los lectores. No debemos olvidar que la competencia lectora es fundamental para la adquisición del resto de competencias informacionales.



Para finalizar, el autor recoge un conjunto de actividades y buenas prácticas, orientadas al fomento del hábito de lectura, llevadas a cabo en diversas bibliotecas, utilizando el entorno de la web social. Las bibliotecas deben aprovechar las posibilidades que las tecnologías de la información ofrecen y convertirse en verdaderos espacios de participación y encuentro con posibilidades para compartir, opinar y valorar, todo lo cual añade valor a los servicios de la biblioteca dentro de la comunidad a la que sirve. Un buen ejemplo en el que se potencia la lectura compartida serían los clubes de lectura virtuales en los que, al tiempo, se integran lecturas y tecnologías. 



En definitiva, en esta monografía los autores logran transmitirnos que la enorme rapidez de difusión de las tecnologías en las últimas décadas ha convertido a la biblioteca pública en agente activo en el entorno digital, al tiempo que ha provocado un cambio en el comportamiento de los usuarios. Este nuevo paradigma conlleva nuevos servicios y perfeccionamiento de los ya existentes. Es obvio que la dinámica y misión de las bibliotecas ha cambiado, lo cual implica un cambio en las responsabilidades y competencias profesionales. Los bibliotecarios en esta era digital proporcionamos acceso, orientación y formación a los materiales físicos y electrónicos en línea sin dejar de atender las tareas fundamentales que han contribuido a la esencia a la profesión durante siglos. Una profesión que seguimos y seguiremos ejerciendo, conscientes de que los tiempos han cambiado, adaptándonos y trabajando para sumarnos al cambio con espíritu constructivo. 



 

Por Enriqueta Planelles Riera
Directora de la Biblioteca Pública Municipal de Almassora
Profesora Asociada en el Área de Documentación de la Universitat Jaume I de Castellón

 

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