En las últimas décadas se han comenzado a desarrollar políticas gubernamentales e institucionales para la promoción de la divulgación del conocimiento científico. Este artículo explora la implicación de los investigadores en diversos tipos de actividades de divulgación, para identificar si se producen diferencias entre las diferentes áreas científicas. El estudio analiza una muestra amplia de investigadores pertenecientes a las ocho áreas científicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a los que se ha realizado una encuesta sobre su participación en distintas actividades de divulgación. Mediante un análisis factorial se han construido dos indicadores que agrupan, respectivamente, las actividades de divulgación de carácter individual e institucional. Un contraste ANOVA permite identificar diferencias entre investigadores de ciencias humanas y sociales e investigadores de las ciencias experimentales, pero no muy acusadas. Los resultados pueden ser de interés para el enfoque futuro de las acciones de fomento de la divulgación de la ciencia.
A range of governmental and institutional scientific policies have emerged in recent decades to promote the dissemination of scientific knowledge throughout society. This article explores the involvement of researchers in various types of dissemination and identifies practices and differences among scientific fields. The study analyses a large sample of researchers from eight scientific fields of the Spanish Council for Scientific Research (CSIC), who were surveyed about their participation in diverse dissemination activities. Two indicators related to individual and institutional dissemination activities were constructed from a factor analysis. The ANOVA test indicates different dissemination patterns between researchers in social sciences and humanities and those from experimental science fields, though the difference is not very marked. These results may be of interest for the future focus of actions to promote scientific dissemination.
La velocidad y la magnitud de los cambios científicos y tecnológicos y su impacto en la vida cotidiana justifican que los contenidos de la ciencia y la tecnología deban formar parte de la cultura de los ciudadanos. Sin estas habilidades culturales estarían condenados a no poder interpretar las implicaciones económicas y sociales de la ciencia y la tecnología, a no tener criterio para decidir sobre los interrogantes que plantean los nuevos hallazgos científicos y a no saber valorar el alcance y los efectos de muchos de los nuevos productos y servicios que ofrece el mercado. Todo ello justifica que las políticas científicas -a todos los niveles- contemplen acciones para favorecer la integración de la labor científica y tecnológica en el tejido social, fomentando la reflexión y el debate sobre la relación de la ciencia y la tecnología con la sociedad y la cultura (Comisión Europea,
Diversos autores han abordado la participación de los investigadores en actividades de divulgación, sus motivaciones y sus determinantes (Jensen y otros,
Este artículo analiza las actividades de divulgación de la ciencia realizadas por un conjunto amplio de investigadores pertenecientes a diversas áreas de investigación. Los objetivos principales son indagar la frecuencia con que los investigadores participan en una variedad de canales de divulgación e identificar hasta qué punto existen diferencias entre áreas en dicho conjunto de actividades. Este estudio utiliza una fuente de datos y un procedimiento de análisis que permite observar de manera detallada los comportamientos relacionados con la divulgación, en concreto, una encuesta realizada a 1.583 investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) pertenecientes a las ocho áreas de conocimiento en las que se estructura este organismo.
En las llamadas “sociedades del conocimiento” los investigadores desempeñan una diversidad de roles relacionados con las capacidades asociadas al trabajo científico. En primer lugar, actúan frecuentemente como expertos (Kalleberg,
Este conjunto de roles se refleja en las múltiples actividades de divulgación (o sus términos sinónimos como diseminación, popularización o comunicación social de la ciencia) dirigidas a llevar las capacidades y hallazgos de la indagación científica a grupos sociales más amplios que los usuarios potenciales directos de los resultados de la investigación (Burns y otros,
La expresión de “las dos culturas”, acuñada por C.P. Snow en
A pesar de la controversia, acudir a esta gran división aún resulta de utilidad para enmarcar la discusión referida a las diferencias entre grandes grupos de disciplinas. Para este trabajo conviene quedarse con la intención crítica original de Snow, que apuntaba a las deficiencias sustanciales en la formación de los intelectuales de su época con el ánimo de contribuir a superarlas (Snow,
La división apuntada por Snow se ha trasladado también a las interpretaciones sobre el trabajo de los científicos, y en particular a las actividades de divulgación. Por una parte, la actividad específica de divulgar se suele vincular al proceso de descubrimiento propio de las disciplinas de las ciencias experimentales (López Cerezo y Verdadero,
Para contestar a estas preguntas se parte de tres líneas argumentales que ayudarían a explicar las diferencias y que funcionan como hipótesis provisionales. La primera tiene que ver con la distinta naturaleza del trabajo de investigación en las ciencias experimentales y en las ciencias humanas y sociales, principalmente en dos dimensiones: los rasgos cognitivos del trabajo de investigación y la manera en la que se producen y se entienden los descubrimientos científicos, y los rasgos organizativos referidos a la forma de llevar a cabo la tarea científica. La segunda línea del argumento tiene que ver con la distinta forma de concebir la utilidad de los resultados, así como con la forma de entender la difusión del conocimiento en ambos grupos disciplinarios. La tercera línea del argumento tiene que ver con las distintas influencias y apoyos provenientes del entorno, tanto en lo referido a la demanda de conocimiento como a las exigencias de legitimación de las disciplinas. En particular, una influencia importante puede provenir de la participación de las organizaciones científicas mediante el establecimiento de operativos especializados o mediante la celebración de eventos y también de los responsables de las políticas científicas, desde el momento en que la divulgación ha entrado a formar parte de sus objetivos y, por ello, destina recursos al impulso de este tipo de actividades. En algunas actividades de divulgación, las organizaciones son actores que apoyan, canalizan o suplen las carencias de los investigadores, mientras que, en otras actividades, los factores determinantes son sus habilidades y la iniciativa individual. La exposición de estas influencias se realiza en cada una de las grandes divisiones disciplinarias, que se exponen como modelos típicos.
a) El modelo de divulgación de las ciencias experimentales
En lo referido a la naturaleza del trabajo, una parte importante de las actividades de divulgación está vinculada al descubrimiento, entendido como la culminación del trabajo organizado en torno a proyectos de investigación. La divulgación se asocia frecuentemente a la comunicación de los que se consideran hallazgos relevantes (Delanty,
En lo referido a la utilización de los resultados por parte de los agentes sociales, los hallazgos y capacidades de las ciencias experimentales suelen ser usados por parte de colectivos muy especializados de sectores industriales, particularmente los dependientes de la ciencia (Pavitt,
Por último, las demandas del entorno relativas a la divulgación también pueden moldear las actividades de este colectivo. Por un lado, las demandas directas (sobre todo por parte de los medios de comunicación) están relacionadas con problemas y coyunturas muy concretas, en las que se requiere la pericia de un especialista, o bien con hallazgos que tienen especial transcendencia en un problema social o económico de primer orden. Son, por tanto, demandas puntuales asociadas al ámbito de experiencia del investigador. Por otra parte, el modo colectivo de su trabajo está más ligado a las actividades que realizan en el marco de las iniciativas emprendidas por las instituciones con las que trabajan. Estas organizaciones son importantes a la hora de proveer infraestructura y apoyo para tareas a las que los investigadores no se dedican habitualmente y para las que no suelen tener formación especializada (Bauer y Jensen,
De este conjunto de rasgos se derivan algunas implicaciones importantes para las actividades de divulgación. Es de esperar que los científicos experimentales realicen divulgación principalmente en ciertas fases del trabajo de investigación y que, por tanto, en general participen con menos frecuencia. También es de esperar que realicen más actividades promovidas por el organismo en que trabajan o en colaboración con otros organismos interesados en la promoción de la ciencia. Sus actividades posiblemente estarán más vinculadas a la organización de eventos puntuales que a tareas surgidas de la iniciativa individual.
b) El modelo de divulgación de las ciencias humanas y sociales
En el aspecto cognitivo del trabajo de los investigadores de las ciencias humanas y sociales no existen fases tan claramente asociadas al descubrimiento como en otras disciplinas, dada la distinta forma en que se desarrollan los paradigmas científicos. Ello se debe a que, para los humanistas y los científicos sociales, una parte esencial del material de trabajo es de carácter simbólico y conceptual, y en menor medida instrumental (Amara y otros,
En lo que concierne a los usos del trabajo de investigación, no están basados en la misma medida en usuarios especializados. Gran parte de los resultados están dirigidos a orientar la acción de públicos más amplios y están motivadas por un objetivo cívico (Kyvic,
Por lo que se refiere a las relaciones con el entorno, los investigadores de ciencias humanas y sociales reciben demandas específicas por parte de los medios de comunicación, relacionadas con el doble rol de “intelectual orgánico” y experto técnico (Kalleberg,
Otra parte de las demandas del entorno puede provenir de la legitimación que se espera de las ciencias humanas y sociales por parte de los organismos de I+D y de las posibles fuentes de financiación. Un criterio de relevancia para justificar las inversiones públicas en salarios e infraestructuras científicas es que el trabajo de los investigadores proporcione conocimientos de utilidad social, mientras que la justificación de las ciencias experimentales suele estar más vinculada a la relevancia de sus actividades para el desarrollo tecnológico o la innovación en los sectores productivos. Adicionalmente, otro elemento importante en las ciencias humanas y sociales es la disposición de ciertas habilidades afines a sus procesos de investigación. Es posible que estos investigadores dispongan de destrezas útiles para la formación y la participación en medios de comunicación, como el manejo de elementos simbólicos tales como la comunicación o la escritura. Esto les permite llevar a cabo de manera autónoma sus actividades de divulgación en contextos en los que el apoyo institucional es menos decisivo.
Como resultado de la confluencia de estos rasgos, es de esperar que los investigadores de ciencias humanas y sociales desarrollen en general más actividades de divulgación y, además, que estas actividades se concentren en mayor medida en canales de participación individual que no necesitan del apoyo institucional, sobre todo en medios de comunicación y en escritos y materiales divulgativos.
A partir de la adopción, por parte de la Conferencia Mundial sobre la Ciencia (UNESCO), de la “Declaración sobre la ciencia y el uso del conocimiento científico” de 1 de julio de 1999
Con respecto a España, la primera vez que la política científica nacional contiene previsiones para fomentar la divulgación social de la ciencia es en el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2000-2003, que en 2000 destinó a estos fines 189 millones de pesetas para financiar 37 acciones. En 2001 se crea la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, entre otros objetivos, para “propiciar el desarrollo de una cultura científica e innovadora de toda la sociedad y actuar como vehículo de comunicación y difusión científica entre sus agentes y de ellos con la sociedad en general” (FECYT,
El CSIC es el organismo público de investigación de mayor envergadura del Estado Español. Engloba prácticamente todas las disciplinas científicas, organizadas en ocho áreas del conocimiento (
Para interpretar la implicación de los investigadores del CSIC en actividades de divulgación es conveniente analizar en qué medida el CSIC tiene en cuenta esta actividad en su política y en sus prácticas organizativas. En particular, se consideran cinco dimensiones de las organizaciones que pueden ser importantes para favorecer (o impedir) el compromiso de los investigadores con la divulgación (Jacobson y otros,
Las actividades de divulgación forman parte de la misión múltiple del CSIC, y como tal, están recogidas en su reglamento de 2007
En la actualidad los investigadores tienen libertad para realizar estas tareas, aunque no se incluyen como parte obligatoria de la carga de trabajo. En la batería de indicadores para evaluar el desempeño de los institutos figuran dos que informan sobre las actividades de divulgación (participación en eventos y elaboración de materiales de divulgación). Constituyen uno de los siete aspectos que se valora en la concesión del llamado componente por Méritos Investigadores del Complemento Específico (Quinquenios),
El CSIC dedica recursos a la divulgación básicamente mediante dos vías. A través de su editorial, que, además de publicaciones científicas, edita publicaciones y producciones audiovisuales dirigidas al gran público y colecciones específicamente dedicadas a la divulgación de la ciencia y la tecnología (Divulgación, Qué sabemos de e Informes). Adicionalmente, consigue recursos de entidades privadas y de convocatorias públicas nacionales y europeas destinadas al fomento de la divulgación para organizar diversos tipos de actividades (semana de la ciencia, ferias, ciclos de conferencias, Ciudad Ciencia, el CSIC en la Escuela, proyectos en torno a conmemoraciones científicas, etc.) en las que participan los investigadores, que también consiguen recursos para llevar a cabo iniciativas propias de sus institutos.
Para organizar las actividades de divulgación propias y coordinar las emprendidas por los institutos, el CSIC se dotó en 2004 de una estructura denominada “Área de cultura científica”, que posteriormente se convirtió en la Vicepresidencia Adjunta de Cultura Científica. Esta unidad dispone de personal especializado en la divulgación científica y coordina la labor del personal que se ha ido incorporando a los diversos centros y unidades territoriales gracias a las ayudas públicas, y que constituyen la Red de Cultura Científica del CSIC. No obstante, a excepción de los centros más grandes o con una dimensión social más acusada (como el Museo de Ciencias Naturales o el Real Jardín Botánico), los institutos no suelen disponer de personal ni infraestructuras para la divulgación.
Finalmente, respecto a la documentación, aspecto relevante para poder establecer los procesos y rutinas que permitan medir los avances en la materia, hasta el momento se han establecido dos indicadores de divulgación (eventos y materiales). Se utilizan para evaluar el grado de cumplimiento del plan estratégico de los institutos, aunque es necesario profundizar para lograr indicadores más precisos y robustos. Es conveniente señalar que, en la fecha de la encuesta, el CSIC no registraba las actividades de divulgación realizadas por los investigadores a nivel individual. Por tanto, la única posibilidad de contabilizar y observar este comportamiento de manera sistemática, al margen de los contratos y convenios formales con instituciones externas al CSIC, era la realización de una encuesta. Actualmente la base de datos de contribuciones científicas del organismo (ConCiencia) recopila estos materiales (Bernal y Ponsati Obiols,
La población objeto del estudio está formada por todos los investigadores de plantilla del CSIC (en las categorías de científico titular, investigador científico y profesor de investigación), así como por los doctores contratados con cargo a programas públicos de formación o perfeccionamiento (principalmente doctores de los programas JAE-Doc, Juan de la Cierva, Ramón y Cajal y programas similares de administraciones públicas). En el momento de extraer los datos (enero del año 2011), en estas categorías trabajaban 4.240 investigadores
A partir de esta población se ha realizado una encuesta de tipo “multimétodo” que combina la realización de un cuestionario
Para contactar con los investigadores a los que iba dirigida la encuesta se partió de la dirección de correo electrónico. En la primera fase del trabajo de campo se envió el cuestionario por correo electrónico acompañado de información sobre el estudio e instrucciones detalladas. Durante dos semanas se realizaron recordatorios mediante tres envíos de correo electrónico que dieron lugar a una tasa de respuesta del 23%. En la segunda fase se realizó un seguimiento telefónico a aquellos investigadores que no habían respondido la encuesta. El seguimiento se utilizó como recordatorio para el acceso al cuestionario on-line y, al mismo tiempo, se empleó para ofrecer posibilidades alternativas de respuesta por teléfono y por correo postal. Mediante el seguimiento telefónico se realizó una post estratificación dirigida a obtener un reparto proporcional de la muestra de acuerdo con las ocho áreas científicas y las categorías profesionales del CSIC. Para ello, se concentraron las llamadas en aquellos grupos con menor tasa de respuesta en la primera fase hasta obtener desvíos de cada estrato inferiores al 3%.
El resultado de este procedimiento ha dado lugar a un total de 1.583 encuestas (tasa de respuesta del 37,3%), lo que supone un error muestral de ±1,9% para un nivel de confianza del 95% en el supuesto de mayor dispersión de p=0,5. En la
Las actividades de divulgación se han recogido mediante una pregunta que responde al texto
En los estudios realizados hasta la fecha no existe consenso sobre el periodo de referencia a utilizar para contabilizar las actividades de divulgación de los investigadores, lo que genera problemas de comparabilidad entre países y colectivos. Los periodos suelen variar entre 5 y 2 años (Weigold,
En la
Por su parte, en la
La actividad más frecuente es la publicación de libros de texto y revistas de divulgación (en los últimos 3 años, un 77% ha participado al menos una vez, frente a un 23% que no lo ha hecho nunca). Le siguen la participación en conferencias y mesas redondas (un 65% ha participado alguna vez). A bastante distancia se encuentra la participación en las semanas de la ciencia y en otros eventos de puertas abiertas (53% en cada uno de ellos). Las actividades en las que más de la mitad de los investigadores encuestados no ha participado ninguna vez son la elaboración de contenidos web divulgativos (51,7%), la publicación de artículos de prensa (54,0%), los programas de radio o televisión (65,7%), los documentales científicos (68,7%) y los cursos y conferencias en colegios o centros de enseñanza (68,2%).
Por su parte, las actividades en las cuales los investigadores han participado con más frecuencia (4 o más veces) son la publicación de textos en libros y revistas de divulgación (28,9%), las conferencias o mesas redondas de divulgación (23,8%) y, en menor medida, los cursos o conferencias en colegios de enseñanza primaria o secundaria, la participación en programas de radio o televisión y la participación en documentales u otros videos científicos (menos del 9% en todos los casos). La participación en eventos organizados por el organismo (puertas abiertas o semanas de la ciencia) se encuentran en una situación intermedia.
En primer lugar se ha realizado un análisis factorial con el propósito de observar pautas de asociación entre actividades, así como de reducción de datos dirigidos a construir indicadores sintéticos que sean apropiados para realizar los posteriores análisis. Para ello se ha empleado un análisis de componentes principales con una rotación Varimax (con normalización Kaiser), extrayendo factores con autovalores de 1,0 o superior (Hair y otros,
La variable referida a “elaboración de contenidos para páginas web” no se ha incluido en el análisis factorial debido a que el valor de su comunalidad era muy bajo (0.320)
En resumen, los dos grupos son los siguientes: (i) actividades divulgativas de carácter individual, que incluyen la publicación de textos en libros y revistas de divulgación, artículos de prensa, participación en documentales, las conferencias y mesas redondas de divulgación, y la participación en programas de radio o televisión; (ii) actividades divulgativas de carácter institucional, que incluyen la participación en cursos y conferencias en colegios, en semanas de la ciencia, y en eventos de puertas abiertas del CSIC. En el primer caso se trata de actividades que no requieren de la intervención del organismo, donde los investigadores pueden participar a título individual, mientras que en la segunda son actividades organizadas por el propio CSIC o por otras organizaciones científicas o universitarias.
Los dos factores representan un total del 57% de la varianza explicada, lo que se considera un resultado satisfactorio en los estudios de ciencias sociales (Hair y otros,
A partir de este resultado se han calculado dos indicadores sintéticos, correspondientes a actividades de divulgación de carácter individual e institucional. El procedimiento ha consistido en calcular el promedio de las puntuaciones
La comparación del grado de participación de los investigadores en actividades de divulgación en función del área científica se ha realizado mediante un contraste ANOVA (test de Duncan). Este análisis permite crear grupos (subconjuntos homogéneos) basados en comparación de medias. La hipótesis nula que se verifica en este test es la igualdad de medias entre diferentes áreas científicas para los indicadores de divulgación individual y divulgación institucional. A saber, si se encuentran diferencias estadísticamente significativas entre las medias correspondientes a diferentes áreas, se pueden clasificar estas áreas en diferentes subconjuntos; de lo contrario, estas áreas pertenecen al mismo subconjunto.
Los resultados del contraste ANOVA permiten identificar 3 subconjuntos homogéneos de áreas científicas que son significativamente diferentes en cuanto a la participación de los investigadores en actividades de divulgación individual (
Por lo que se refiere a las actividades de divulgación individual, la media de la participación de los investigadores está comprendida entre 1,98 para el área de humanidades y ciencias sociales y 1,56 para ciencia y tecnologías químicas. Humanidades y ciencias sociales es la única área incluida en el subconjunto 1, es decir, en el subconjunto que presenta una mayor puntuación media de participación. Este resultado indica que los investigadores del área de humanidades y ciencias sociales son los que más participan, en promedio, en actividades de divulgación individual, en comparación con los investigadores de las otras siete áreas científicas. Por otra parte, no se encuentran diferencias significativas en las medias de los investigadores de las siguientes áreas: recursos naturales, ciencia y tecnología de alimentos, ciencias agrarias, y ciencia y tecnologías físicas. Estas cuatro áreas científicas pertenecen al subconjunto 2 cuyas medias están comprendidas entre 1,83 y 1,75. Por último, el subconjunto 3, del que forman parte los investigadores de las áreas de ciencia y tecnología de materiales, biología y biomedicina, y ciencia y tecnologías químicas, agrupa a los investigadores que menos participan en este tipo de actividades, no habiendo diferencias de medias estadísticamente significativas entre ellas.
Cuando el ejercicio se realiza para las actividades de divulgación institucional, la media de la participación de los investigadores está comprendida entre 1,76 para el área de ciencia y tecnologías químicas y 1,42 para el área de humanidades y ciencias sociales. Los resultados sugieren un primer subconjunto homogéneo de áreas científicas (ciencia y tecnologías químicas, ciencias agrarias, ciencia y tecnología de alimentos, y ciencia y tecnologías físicas) entre cuyas medias no hay diferencias significativas y que son las que presentan mayores frecuencias medias de participación de los investigadores en divulgación institucional. El subconjunto 2 (que comprende valores medios entre 1,67 y 1,53) contiene un grupo de seis áreas científicas cuyas medias no difieren estadísticamente entre ellas: ciencias agrarias, ciencia y tecnología de alimentos, ciencia y tecnologías físicas, ciencia y tecnología de materiales, recursos naturales, y biología y biomedicina. Como puede observarse, las áreas de ciencias agrarias, ciencia y tecnología de los alimentos y ciencia y tecnologías físicas pertenecen tanto al primer subconjunto como al segundo. Este resultado sugiere que las medias de estas áreas no difieren de las medias de la de ciencia y tecnologías químicas, ni de las tres áreas situadas inmediatamente a continuación. Finalmente, se puede distinguir un tercer subconjunto homogéneo formado por las áreas de biología y biomedicina y humanidades y ciencias sociales, con valores medios entre 1,53 y 1,42. Nuevamente, el área de biología y biomedicina pertenece al segundo y tercer subconjunto, lo cual se puede interpretar como en el caso anterior. En este sentido, la media de participación de los investigadores del área de biología y biomedicina es inferior a la de las áreas del subconjunto 1. Sin embargo, no difiere de las medias de los investigadores de las áreas incluidas en los subconjuntos 2 y 3. Por otro lado, los investigadores del área de humanidades y ciencias sociales participan menos (en promedio) que los investigadores del resto de áreas científicas (con la excepción del área de biología y biomedicina, con la que no se encuentran diferencias significativas).
El contraste ANOVA ha permitido identificar la existencia de diferentes prácticas de participación en los distintos tipos de actividades de divulgación analizados: individual e institucional en función del área científica. En este resultado conviene destacar dos hechos relevantes. Por un lado, los investigadores del área de humanidades y ciencias sociales muestran una mayor propensión a realizar actividades basadas en sus capacidades e iniciativas personales, pues son los que tienen una mayor participación (en promedio) en actividades de divulgación individual y, a la vez, son los que presentan un promedio menor de participación en actividades de divulgación institucional. En la otra cara de la moneda se encuentran los investigadores del área de ciencia y tecnologías químicas, que lideran la participación en actividades de divulgación institucional pero apenas participan en actividades individuales.
En el conjunto de las áreas sorprende que el área de recursos naturales, en la que se encuentran centros como el Museo de Ciencias Naturales o el Real Jardín Botánico, que tienen unidades de divulgación propias y desarrollan múltiples actividades, no aparezca en posiciones más destacadas en las actividades institucionales. También es digno de mención que el área de biología y biomedicina se encuentra en ambos casos en la zona de valores más bajos. Este caso plantea retos para los responsables de estas actividades, pues es un ámbito en el que los avances científicos son notables y a la vez de alto interés para los ciudadanos, donde en ocasiones se plantean conflictos para los que los ciudadanos necesitan información a la hora de conformar criterios de valoración. Es, sin duda, un área que requeriría un análisis profundo y el diseño de estrategias específicas.
Los resultados muestran que, en términos generales, la tasa de inactividad de los científicos del CSIC en actividades de divulgación es muy baja (menos del 6%), y el nivel de actividad general es alto: más de un 75% ha participado en 3 o más actividades diferentes. Estos resultados son similares a otras investigaciones realizadas en el contexto español. Por otra parte, estudios realizados en otro centro similar -el CNRS francés- (Jensen,
El análisis factorial de los diversos tipos de actividades ha permitido dividir las actividades de divulgación en dos grandes grupos -actividades individuales e institucionales-, habiéndose podido observar diferencias entre áreas del conocimiento. En general, los investigadores de ciencias humanas y sociales tienen mayor propensión hacia las actividades de carácter individual, mientras que los investigadores de las disciplinas experimentales participan más en actividades promovidas o realizadas por las instituciones. No obstante, las diferencias en este último grupo no son tan acusadas, pues hay un área, la de biología y biomedicina, que presenta valores medios bajos en ambas categorías. Además, algunas de las acciones de divulgación de carácter institucional no se dirigen exclusivamente a divulgar resultados sino también a comunicar al público los procesos de investigación, a mostrar las instalaciones en las que se llevan a cabo, o a explicar fenómenos o conceptos científicos de actualidad, lo cual puede explicar en parte las diferencias observadas en las áreas experimentales (por ejemplo, el año 2011 fue el Año de la Química, acontecimiento que puede haber influido en la gran participación del colectivo de químicos en actividades divulgativas de carácter institucional). Por consiguiente, no cabe delimitar nítidamente dos culturas, la humanística y la de las ciencias experimentales, porque sólo en el caso de las actividades de divulgación individuales los investigadores de humanidades y ciencias sociales se encuentran en un grupo aislado, pero los investigadores de las áreas experimentales se dividen en dos grupos, por lo que su comportamiento no es monolítico.
Los resultados sugieren, por una parte, que los investigadores de ciencias humanas y ciencias sociales tienen más interiorizada su aportación al desarrollo de la cultura de los ciudadanos, pues desarrollan más en solitario sus actividades de divulgación, mayoritariamente por los cauces que han utilizado tradicionalmente para diseminar socialmente sus conocimientos (publicación de libros, artículos en prensa, participación en documentales, conferencias,…). Por otra parte, los investigadores de ciencias experimentales han asumido este rol con posterioridad y en gran medida gracias a los esfuerzos realizados desde las instancias políticas e institucionales, pues destaca su participación en las actividades organizadas por alguna institución (semanas de la ciencia, jornadas de puertas abiertas). A este respecto, los resultados permiten concluir que las políticas de promoción de la cultura científica de tipo institucional desarrolladas en el último decenio han tenido cierto éxito dinamizando al colectivo de los científicos experimentales y no tanto en el caso de las ciencias humanas y sociales, que desarrollan sus propias dinámicas de divulgación al margen de las instituciones. Asimismo, los resultados del trabajo pueden ayudar a diseñar acciones específicas para las diversas áreas, a fin de movilizar a los colectivos que actualmente están menos implicados hacia aquellas actividades que se consideren de mayor impacto o interés social.
Estos resultados aconsejan realizar estudios más detallados en esta línea de investigación. En este sentido, sería relevante explorar qué otros factores (e.g. características socio-demográficas, situación profesional y carrera profesional del investigador, etc.) determinan la participación de los investigadores en distintos tipos de actividades de divulgación y determinar si estos factores difieren para cada tipo de actividad.
Este artículo utiliza los datos producidos en el proyecto “Una aproximación al impacto socioeconómico de las actividades del CSIC”, realizado a instancias de la Presidencia del CSIC a través de su Vicepresidencia Adjunta de Transferencia de Conocimiento (VATC). Lo han llevado a cabo conjuntamente el Instituto de Estudios Sociales Avanzados-IESA e INGENIO (CSIC-UPV). Los autores reconocen el trabajo colectivo de los demás miembros del equipo que han intervenido en la elaboración de la encuesta a investigadores, especialmente de Ignacio Fernández de Lucio, Leticia Rodríguez Brey, Carmen Merchán Hernández, Oihana Valmaseda Andía, Elena Espinosa de los Monteros, Pablo D’Este, Jaider Vega, Liney Majarrés, Antonio Gutiérrez y Manuel Pérez Yruela. La responsabilidad en la interpretación recae únicamente en los autores. Así mismo, se agradece a todos los investigadores que han respondido a la encuesta por su contribución a la realización de este proyecto. Se agradecen también las aportaciones de Carmen Guerrero Martínez, Laura Ferrando (Vicepresidencia Adjunta de Cultura Científica) e Isabel Bernal (responsable de ConCiencia) del CSIC, que con sus valiosos comentarios y sugerencias han colaborado en la mejora de la versión revisada del artículo. Por último, agradecer a los dos revisores anónimos sus valiosos comentarios que han resultado de gran ayuda para la mejora del artículo.
http://www.unesco.org/science/wcs/eng/declaration_e.htm
REAL DECRETO 1730/2007, de 21 de diciembre, por el que se crea la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas y se aprueba su Estatuto (BOE del 14 de enero de 2008). Artículo 5 -funciones-, apartado h: Fomentar la cultura científica en la sociedad; apartado p: Colaborar en la actualización de conocimientos en ciencia y tecnología del profesorado de enseñanzas no universitarias).
Los Quinquenios, o Méritos Investigadores del Complemento Específico, son un complemento salarial que pueden solicitar los investigadores funcionarios voluntariamente por cada cinco años de trabajo. Si las solicitudes son evaluadas favorablemente, el investigador obtiene un pequeño complemento salarial que se incorpora a la nómina de manera estable.
Inicialmente se disponía de 4.275, pero se han eliminado los que corresponden a personas que trabajan en la organización central del CSIC desempeñando tareas de planificación y gestión de la investigación.
La varianza explicada del análisis factorial mejora del 54% al 57,6% al no incluir la variable “elaboración de contenidos para páginas web”
Las puntuaciones de las variables corresponden a los valores nuevos que se han asignado a cada una de las respuestas proporcionadas por los investigadores (1= ‘nunca’; 2= ‘en algunas ocasiones’; 3 = ‘a menudo’; y 4 = ‘muy a menudo’). Por lo tanto al calcular el promedio, se obtienen valores comprendidos entre 1 y 4, tal y como se detalla en la